Anime Awards 2025 otorga a Attack on Titan el primer premio Global Impact: el legado de una era que aún no termina

Hay series que marcan un año, otras una temporada y luego está Attack on Titan. Un anime que, desde su estreno en 2013, no solo atrapó al mundo entero, sino que moldeó una nueva forma de entender lo que una historia animada podía ser. Ahora, más de una década después, y con su final ya cerrado, los Anime Awards 2025 han decidido rendirle un homenaje muy especial: el primer premio Global Impact, una nueva categoría pensada para reconocer aquellas obras que han trascendido más allá del medio.

La noticia no tardó en recorrer el mundo. En redes sociales como X (antes Twitter), la etiqueta #GlobalImpactAward se volvió tendencia junto con otra igual de cargada de emoción: #ThankYouIsayama. Y es que este reconocimiento no fue recibido con los gritos de euforia de una sorpresa, sino con un murmullo largo y emotivo. Como si, de pronto, todos estuviéramos procesando lo que ya sabíamos: que Attack on Titan no fue solo una gran serie. Fue una era.

El premio Global Impact es algo nuevo en los Anime Awards. No es un galardón que se otorga por mejor animación o mejor dirección, sino por influencia. Por cambiar la conversación. Por cruzar fronteras, géneros, idiomas y generaciones. Y si hay una serie que se ha ganado ese lugar, es esta. Durante más de diez años, Shingeki no Kyojin no solo nos ofreció batallas espectaculares y giros argumentales de infarto, sino que nos llevó a reflexionar sobre la guerra, el libre albedrío, la identidad, el perdón, temas que muchas veces ni siquiera sabíamos que necesitábamos ver representados en anime.

Lo más interesante de todo es que, incluso dos años después de su último episodio, el eco de Attack on Titan no ha disminuido. Sigue vivo en TikTok, en hilos de Reddit que se niegan a cerrar teorías, en reacciones de YouTube donde nuevos fans descubren la serie por primera vez, y en miles de homenajes artísticos que se siguen creando en todo el mundo. Es, literalmente, una historia que nunca dejó de evolucionar, ni siquiera después de su final.

El propio autor, Hajime Isayama, lo dijo de forma muy sencilla en una reciente entrevista: “Estoy agradecido. No sabía si esta historia encontraría a alguien”. Y lo cierto es que no solo nos encontró, sino que nos atravesó. Nos obligó a mirar de frente temas difíciles, a empatizar con personajes que tomaban decisiones duras, y a ver el mundo con un poco más de matices. Algunos fans comentan que la serie los acompañó desde el colegio hasta la universidad; otros, que los motivó a leer manga por primera vez, o que les enseñó a abrazar el gris entre el blanco y negro.

Desde un punto de vista más técnico, el impacto de Attack on Titan es impresionante. Según datos compartidos por Google Trends, fue el anime más buscado en 97 países distintos entre 2021 y 2023. Y en YouTube, se mantuvo como el anime más comentado durante más de 24 meses, superando a producciones de Hollywood en engagement. Incluso el turismo relacionado con escenarios inspirados en la arquitectura de Paradis creció en ciertos lugares de Europa, algo pocas veces visto para una obra de anime.

Y lo que viene con este premio es interesante también. Muchos ya especulan que otros títulos como Jujutsu Kaisen, Chainsaw Man o One Piece podrían recibirlo en los próximos años, si logran ese mismo nivel de conversación global. Pero por ahora, Attack on Titan ocupa un lugar que no se puede replicar fácilmente. Porque no fue solo éxito, fue riesgo. Nunca intentó gustar a todos. Solo quiso contar una historia.

Así que este Global Impact Award no se siente como una simple medalla. Es más bien una despedida simbólica. 

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