A primera vista pareciera que lo único que tiene en común Sukuna y Kitty es que son personajes icónicos, nada más; pero esto no le importó al internet, por lo que no es difícil encontrar un sinfín de fanarts donde se ilustra a estos dos en diversas situaciones.
Estos personajes no podrían ser más opuestos: Hello Kitty representa el confort, la paz y la amistad, mientras que Sukuna es la calamidad encarnada. Sin embargo, en un escenario hipotético donde ambos se convierten en roomies, las diferencias no solo generan un contraste hilarante, sino que también permiten explorar sorprendentes similitudes y una convivencia inesperadamente funcional.
En este universo paralelo, Hello Kitty y Sukuna compartirían un pequeño departamento en Tokio. Ella fiel a su personalidad dulce, adora hornear galletas, cuidar de las plantas del balcón y decorar el espacio con coloridos y mullidos cojines. Sukuna, por otro lado, aunque inicialmente ofendido por el exceso de rosa y flores, encontraría en ese entorno una calma que jamás había experimentado.

Tal vez porque habitar un espacio lindo jamás habría sido su prioridad. Para sorpresa de todos, Sukuna sería excepcionalmente bueno en organizar el espacio y odiaría el desorden, por lo que respiraría la decoración “cursi” con tal de tener un lugar ordenado. Rápidamente se establecería un sistema de limpieza que Hello Kitty seguiría encantada.
Aunque claramente tendrían rutinas distintas (Hello Kitty tiene un empleo de medio tiempo en una tienda de pasteles, y Sukuna “trabajaría” absorbiendo maldiciones y burlándose de hechiceros), siempre encuentran tiempo para cenar juntos.
En esas comidas, ella le podría contar anécdotas de sus amigos en Sanrio, mientras él se burlaría afectuosamente, aunque con cierta curiosidad.
Curiosidades de su convivencia
Lo interesante de esta convivencia no es que uno influya al otro drásticamente, sino que ambos mantendrían su esencia y aun así lograrían respetarse. Kitty nunca intenta “cambiar” a Sukuna; más bien le ofrecería pequeños gestos de amabilidad que, si bien él fingiría despreciar, acabaría aceptando cada detalle.

Ambos personajes a pesar de vivir en extremos del espectro emocional y moral, compartirían una independencia férrea, carisma innato y una identidad única. Hello Kitty nunca necesitaría hablar de más para expresarse, por lo que Sukuna nunca necesitaría gritar para imponer miedo.
Sus diferencias conseguirían complementarse de un modo u otro y de esta manera lograrían convivir pacíficamente. Adorablemente extraño debo mencionar.