¿Por qué estos animes de acción tienen padres tan malos?La fórmula perfecta del desastre

En el vasto universo del anime existen diferentes ejemplaos de figuras paternas que puede ser fuente de inspiración o un doloroso reflejo de las fallas humanas.

Como muestra de este último caso tenemos a tres padres que son de los más recordados y detestados por el público:

  • Gendo Ikari (Neon Genesis Evangelion)
  • Shou Tucker (Fullmetal Alchemist: Brotherhood)
  • Grisha Yeager (Attack on Titan)

Aunque pertenecen a animes y contextos distintos, estos personajes comparten similitudes importantes que los hacen ser pésimos padres, piezas importantes de algo que es incluso es parte de su personalidad. Ambiciones egoístas.

A diferencia de lo que podría creerse, Gendo, Tucker y Grisha no son sólo padres desinteresados o simplemente ausentes. Todo lo contrario, están profundamente involucrados en la vida de sus hijos, pero de forma destructiva.

En lugar de brindarles amor, guía o libertad, estos personajes terminan por proyectan sobre ellos sus propias ambiciones y metas. Gendo manipula a Shinji emocionalmente para utilizarlo como piloto del EVA bajo el objetivo de reunirse con su esposa muerta, sin importar las consecuencias. Tucker, desesperado por mantener su puesto como alquimista, fusiona a su hija Nina con su perro, creando una criatura condenada al sufrimiento. Grisha, cegado por la causa éldica, convierte tanto a Zeke como a Eren en portadores de una lucha generacional, borrando sus infancias a cambio de una supuesta misión.

Manipulación y arriesgando a sus hijos

Todo esto sin el consentimiento de sus hijos y sin importarles su seguridad, dejando en claro que los ven más como una herramienta que como personas.

Estos tres terminan siempre justificando el sacrificio de sus hijos por un “bien mayor”. Su retórica y relación con sus hijos está plagada de frases como “es por el futuro” o “esto es necesario”, que enmascaran una verdad más amarga: están más comprometidos con su ideología y deseos que con el bienestar de sus propios hijos, convirtiéndolos en símbolos del control, manipulación y egoísmo.

Hijos marcados para siempre

Las decisiones de estos padres afectaron la vida entera de sus hijos, pues más allá de las secuelas físicas, terminan por dañarlos en todos los niveles.

Shinjii lucha constantemente con la sensación de inutilidad y abandono. Zeke y Eren terminan enfrentados con la pesada carga de la obsesión de su padre que no tuvieron oportunidad de rechazar, privándolos de una vida propia y plena. Edward Elric, aunque no es hijo directo de Tucker, seguía siendo una figura paterna, por lo que queda traumatizado por lo ocurrido con Nina, marcando un punto de no retorno en su visión del mundo y no se diga Nina, a quien se le niega su humanidad.

Karma inevitable

Algo que también une a estos padres es el inevitable juicio que reciben, tanto de sus hijos como del público. Ninguno escapa ileso. Los tres terminan enfrentando las consecuencias de sus actos: Gendo es rechazado por el mismo hijo que quiso usar; Tucker se convierte en el monstruo que la historia no perdona, y Grisha es juzgado por la memoria heredada de su hijo. El final de estos tres padres sirve como ejemplo del efecto karma, pues sus acciones siempre conllevaron y causaron dolo, por lo que desde un inicio el resultado no podría ser otro.

En este tipo de animes, donde podemos observar mucho del mundo en el que se desarrolla una historia y sus virtudes, estos padres nos recuerdan que el mayor monstruo no siempre es un desconocido o tiene una forma grotesca, pues muchas de las cicatrices, el dolor más profundo pueden venir del amor mal entendido. No son villanos planos; estos padres son hombres rotos que intentaron rehacer su propio mundo y cuyo dolor, perdida o egoísmo los cegó… destruyendo a sus hijos en el proceso.

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