¿Cuando se estrenó?
Ah finales del año 2012 se estrenaba en Japón una serie animada que combinaba lo policiaco, acción, el thriller y la estética de un mundo cyberpunk de manera majestuosa.
La historia de Psycho-Pass
Psycho-Pass se sitúa en un Japón futurista, donde la sociedad está controlada por un sistema llamado “Sibyl”, el cual evalúa y regula el estado mental de cada ciudadano. Este sistema puede medir el coeficiente de criminalidad de una persona en tiempo real, conocido como su \”Psycho-Pass\”. A pesar de que suena como una herramienta útil, a lo largo de la trama se visualizan los problemas que este tipo de sistema tan autoritario puede tener, por ejemplo: si alguien tiene un coeficiente de criminalidad alto, aunque no haya cometido un delito, puede ser arrestado o eliminado preventivamente, sin oportunidad de probar que tan buena persona pudiera ser.
Ahora bien, actualmente no es extraño para nosotros que la tecnología se encuentre presente nuestra cotidianidad, básicamente en casa una de las tareas de nuestra vida diaria, sin embargo, en el 2012 muchas de las tecnologías que hoy son habituales, aún no estaban al alcance de la mano de muchas personas, por lo que un sistema tan avanzado como “Sibyl”, parecía algo realmente futurista. Doce años después ya contamos con nuestros propios sistemas de control.
En el mundo actual, aunque no hay un sistema como “Sibyl” que mida nuestro \”potencial criminal\”, pero sí existen algoritmos que analizan nuestras emociones, patrones de consumo y estado de ánimo; predicen comportamientos futuros (anuncios dirigidos, recomendaciones de contenido o de sitios de compra) o son usados por gobiernos y empresas para monitorear y controlar indirectamente la opinión pública. Aunque esto parezca exagerado, lo cierto es que es tan sencillo comprobarlo como abrir nuestro Tik tok y darnos cuenta que la mayoría del contenido que consumimos este hecho a nuestra medida.
Dura reflexion y paralelismo con la vida
No solo coinciden las redes sociales con “Sibyl” con lo anteriormente expuesto, sino también en la forma en la que construimos un juicio alrededor de las personas a partir de lo que vemos. En Psycho-Pass, una persona puede ser literalmente juzgada por su estado mental sin haber hecho nada; mientras que en redes sociales un error o comentario puede llevar a cancelaciones, o pérdida de reputación.
Hay algunos puntos más igual de interesante a explorar, sin embargo, los dos anteriores son fundamentales si se quiere ver a esta obra como una especie advertencia sobre cómo la tecnología puede cruzar la línea entre ayudar y controlar, especialmente ahora la tenemos tan presente en nuestras vidas.